Bob Dylan ha vendido todo su catálogo musical a Universal Music Publishing Group, en el que ya se conoce como la venta de catálogo más importante desde que Michael Jackson y Sony/ATV Music Publishing se quedaron en 1985 con una parte muy importante del catálogo de los Beatles.
El acuerdo comprende las 600 canciones compuestas a lo largo de la carrera de Bob Dylan, desde 1962 hasta su más reciente álbum de este año Rough and Rowdy Ways. Eso sí, no incluye futuras grabaciones. El acuerdo según The New York Times, se habría cerrado por 250 millones de euros para Dylan. Este vende todo, todos sus derechos a nivel de composición y editoriales e incluso lo que recibe como compositor de cada canción. Mantiene eso sí lo que siguan generando sus canciones en ventas y streaming.
Las canciones que siempre han pertenecido a Dylan, eran controladas hasta la fecha por Sony/ATV Music Publishing, que pierde uno de sus grandes referentes. Ahora serán controladas por Vivendi, la matriz de Universal que cederá a esta el control del catálogo. Esta podrá hacer versiones para otros artistas, autorizar covers, generar sincronizaciones para que las canciones aparezcan en series de televisión, películas, etc.
Esta operación se enmarca en el creciente interés de grandes empresas por hacerse con el control de los catálogos de grandes artistas, gracias al resurgimiento de los ingresos por streaming. Stevie Nicks vendió recientemente su catálogo por una cifra estimada de entre 80 y 100 millones de dólares.
Hipgnosis Songs Fund, una compañía británica reveló que en apenas 6 meses este mismo año, se gastó 670 millones de dólares, en adquirir más de 44.000 canciones, entre ellas, canciones de Blondie, Rick James, Barry Manilow o Chrissie Hynde.
El catálogo de Dylan era una de las últimas ballenas blancas que quedaban, ahora canciones como Blowin’ in the Wind, The Times They Are a-Changin, A Hard Rain’s a-Gonna Fall, Hurricane, y cientos más, podrán oírse donde Universal decida.
Todavía quedan otras grandes ballenas, Bruce Springsteen, The Rolling Stones, Bee Gees, y muchos otras artistas con catálogos que generan al año miles de millones, que siguen controlados por los propios artistas. La última polémica con el catálogo de Taylor Swift, que ha obligado a la artista a grabar sus primeros discos de nuevo, es una prueba más del nuevo maná, controlar los derechos de las canciones.