En noviembre de 2007 Promusicae y Agedi reactivaban los premios de la industria musical española, los Premios Amigo con el patrocinio entonces de Nokia y que no se entregaban desde 2003. Entonces el lema era La gran fiesta de la música y los amantes de la música. Ayer el lema en los Premios Odeón fue La gran fiesta anual de la música española y latina.
La ceremonia fue en el Circo Price y ayer en el Teatro Real ambos en Madrid. Las dos fueron un auténtico cuadro. Durante la gala de 2007 tuve unas palabras con Antonio Guisasola, responsable entonces de Agedi y hoy en el mismo puesto, y le insistí en que había que realizar unos premios como los que se hacían en el resto del mundo, premiando la calidad por una Academia y no por un Comité organizador y que los premios no se decidieran por ventas, para eso estaban las listas de éxitos. Antonio como siempre me atendió con amabilidad y quedamos en hablar. Al año siguiente ya no hubo premios Amigo, debido a la crisis del sector.
En aquella ocasión las categorías de los premios fueron con patrocinios diversos de Nokia, Vodafone, 20 Minutos, Yahoo, etc, era la época de los fulltracks y los ringtones. Se entregaban premios al Artista español más vendido, a la canción más descargada, al tono más descargado, al artista latino, artista revelación, un premio del público, vídeo del año, artista internacional y el Premio de Honor. ¿Les suena por dónde van los tiros? Seis de las categorías eran por mejores cifras en ventas. El mejor vídeo y el Amigo del público era por votación.
¿Alguien puede entender que se entregara un premio al tono más descargado? Ayer en los Premios Odeón, una de las grandes críticas de muchos en las redes que desconocían el funcionamiento de los premios, era que no entendían que los presentadores hablaran una y otra vez de, premio para el artista más vendido, premio para el álbum con más ventas, streamings, premio al vídeo con más visualizaciones, premio a la gira con más ventas de entradas, etc.
La razón de que los premios fueran por ventas y se utilizara ese baremo para elegir las nominaciones del resto de categorías, es que los premios que se entregaron ayer en el Teatro Real de Madrid, están hecho exactamente por las mismas personas que realizaron los últimos Premios Amigo. Agedi tiene a los mismos responsables y lo único que ha cambiado es que EMI ya no existe y solo hay tres presidentes de majors, Warner, Universal y Sony, que todos estaban ya en sus respectivas compañías entonces, incluso Warner tenía ya el mismo presidente.
Cuando se anunciaron las categorías de los premios y el funcionamiento ya lo avisamos, era un clamoroso error. Resulta especialmente preocupante que más de 12 años después ninguno de los responsables del Comité Organizador, integrado por los presidentes de las 3 majors, haya entendido cómo funcionan unos premios de esta naturaleza. Unos premios nunca podrán destacar si entregas 10 categorías y tienes 10 ganadores diferentes.
Si luego tienes además un esperpento de gala, mal planificada, con un sonido pésimo, un guion lleno de errores, mala realización, y sin sentido del ritmo, todo está abonado al fracaso. Incluso se llegó a proyectar un vídeo durante uno de los interminables parones, con imágenes de todos los premiados, cuando quedaban todavía premios por entregar.
La gala además con ese formato no tenía ninguna emoción, si las categorías eran objetivas, los ganadores estaban claros. Y en el resto casi, casi, porque había poco lugar para la imaginación. Es decir matas una de las grandes claves de los premios, el factor sorpresa, en teoría nunca sabes quién va a ganar, aunque esté cantado.
¿Por qué no había candidatos en 2 de las categorías? De hecho nunca se llegaron a colgar en su página web ¿Por qué en unas categorías se ponían los candidatos y en otras no? Vanesa Martín se quejó con toda la razón. ¿Por qué apenas se sabía nada de la gala en los días previos? En toda entrega de premios en los días previos e incluso semanas, ya se sabe quién va a entregar los premios y qué artistas actuarán y quién abrirá la gala.
¿Era tan difícil hacer bien las cosas? Los únicos que estuvieron a la altura fueron los artistas, como pasa casi siempre. Su profesionalidad salvó un desastre de gala en todos los sentidos. Pero al final la gala casi es lo de menos, si en 2020 Antonio Guisasola hace un discurso dando como siempre cifras, hablando del sector como es habitual y volviendo a hablar de la piratería, la película Atrapado en el tiempo se queda corta con el bucle en el que hemos entrado en los últimos 15 años en la industria musical española. Siempre son los mismos argumentos y el mismo discurso.
La industria musical española debe tener unos premios que engloben a todos, no solo a las majors. Son unos premios en los que más del 90% de los productores fonográficos españoles no están incluidos. Los Premios Odeón no representan la riqueza y la diversidad de la música española, como se quejaron desde Ufi Música. Y tienen toda la razón, las categorías deben ser revaluadas, las nominaciones por ventas deben ser retiradas y sustituidas por una Academia que elija entre grabaciones de rock, pop, trap, flamenco, hip hop, urban music, dance, etc.
Música y artistas que representen la riqueza que hay en este país en cuanto a lenguas, no solo el castellano. Será muy difícil por no decir imposible que una grabación en catalán o en euskera por ejemplo, pueda colarse alguna vez con este formato. Y mayor representatividad con músicos, productores, compositores, etc. Es decir que esté el verdadero tejido de la industria musical española, no 3 presidentes eligiendo en base a ventas.
Como repetimos lo peor es el concepto de los Premios Odeón, ese es el principal problema. Ya sabemos que en todos los países las 3 grandes aglutinan el % más alto y que las ventas y popularidad deben ser un factor importante a la hora de determinar nominados, pero la variedad es evidente en otras entregas de premios y aquí así es imposible ¿Realmente hemos tenido una entrega de premios en la que Rosalía aglutinaba 7 nominaciones en solo 2 categorías? Sí.
Decían en la nota de prensa, que los premios los hacían objetivos en algunas categorías para que todo el mundo conociera el álbum del año. Mentira, una de las finalidades de los premios es descubrir nuevo talento, ya sea nominado o premiado y no solo de artistas, sino de álbumes y canciones que hayan pasado desapercibidos para el gran público. Si todo está escrito, los premios no tienen ningún sentido.
Un ejemplo, cuando el 21 de febrero de 1990 Bonnie Raitt ganó el premio al mejor álbum en los Grammy por Nick of time, el 90% de los medios de comunicación especializados no había ni siquiera escuchado el disco, y eso que la cantante llevaba casi 20 años en la industria. En manada se fueron al día siguiente de la gala a comprarlo a las tiendas de Los Ángeles y alucinaron, alucinamos. El álbum fue #1 en los Estados Unidos, vendió más de 5 millones de copias solo allí y la revista Rolling Stone lo sitúa como uno de los grandes álbumes de la historia.
Como siempre que hacemos este tipo de críticas, queremos ver una luz al final del túnel, esperamos y deseamos que hayan tomado nota, y rectifiquen, y si nos necesitan para alguna consulta o para ayudar, no duden en pedirla, con gusto les daremos nuestra opinión y les ayudaremos. Si no lo hacen, los Premios Odeón con el formato actual es difícil que terminen cuajando.