Por cuarto año consecutivo, los premios de la MTV, los MTV Video Music Awards han bajado en audiencia. De hecho los premios han tenido los peores resultados de audiencia, de toda la historia. A pesar de contar con todos los canales de MTV, solo 5.69 millones de telespectadores, siguieron la ceremonia. En 2016 los vieron 6.5 millones y en 2015, 9.8 millones, y eso pese a contar con el estreno dentro de la entrega, del último vídeo de Taylor Swift.
Lo cierto es que además, ese domingo conicidían con el último episodio de Juego de Tronos, que coincidió en 80 minutos, con la entrega de premios, de 3 de la mañana, hasta las 4.20. Con todo la ceremonia fue mala, la elección de Katy Perry no fue la mejor, sus gags, por así decirlo fueron malos. No hubo picante en ninguna de las presentaciones, y bastantes de las actuaciones fueron enormemente monótonas.
Que en una entrega de premios, se permita a una artista, que por tener la gripe, actúe, pero en lugar de cantar, solo baile y su tema suene de fondo, es absurdo. Lorde tenía que no haber actuado y o ser sustituida o simplemente haber pasado a lo siguiente, francamente da igual si la ceremonia dura 3 horas o 2.56 minutos. Nunca son exactas.
Además, dos de las mejores actuaciones fueron fuera del evento, en Las Vegas, las de Demi Lovato y la de DNCE con Rod Stewart. Pero es que en el fondo, el problema que tienen las entregas de premios musicales, es que cada vez lo menos importante son los propios premios, cada días más contestados y se convierten en una especie de conciertos, en donde apenas si se entregan premios en directo. Y francamente, pretender que estos premios tengan importancia, cuando el canal se sigue nutriendo de manera mayoritaria, de telerrealidad, en lugar de vídeos musicales, es absurdo.