Excesivamente larga, esa es la palabra para definir lo que sucedió en la noche del lunes en el Staples Center en Los Ángeles, la entrega de premios #58 de los Grammy. Fue como un concierto, pero a lo bestia, donde sinceramente, lo de los premios terminó siendo lo de menos y la nostalgia se adueñó de todo. Los Grammy tienen más de 80 categorías, la mayoría de ellas se entrega en un previo de más de 2 horas, con actuaciones incluidas, y luego la gala central, pero a este paso mejor hacer un concierto que una entrega de premios, más de tres horas de espectáculo. Y eso que Rihanna canceló a última hora su actuación.
A nivel premios, Mark Ronson y Bruno Mars con Uptown funk, demostraron, que por una vez, lo que las listas dijeron, era lo correcto, era la canción más popular de 2015 y se llevó el premio gordo, al mejor disco del año. Taylor Swift se convirtió en la primera mujer que gana el premio al álbum del año dos veces, lo hizo por Fearless y ahora por 1989, aunque solo fuera por las ventas, más de 10 millones, también merecido. Y también merecido el premio a la mejor canción que ganó Ed Sheeran, por Thinking out loud, uno te los temas más bonitos de 2015.
El premio a la mejor nueva artista lo ganó Meghan Trainor, era una de las favoritas, por un disco que todavía sigue en listas después de un año. Decepción para Kendrick Lamar, que aunque ganó 4 premios, en la parte importante, solo ganó el de mejor álbum de rap. Alabam Shakes brillaron con tres premios en la categoría de rock y alternativo. Y Chris Stapleton ganó 2, pero confirmó que sus premios anteriores no eran flor de un día.
Justin Bieber ganó su primer Grammy, aunque fuera con Diplo y Skrillex, estos ganaron otros dos además. The Weeknd también ganó dos, al igual que Little Big Town por ese clásico que ya es Girl crush. Tony Bennett en los premios previos se llevó su 18 gramófono, y Ricky Martin dejó sin premio a Pablo Alborán y Alejandro Sanz.
Sin embargo, esta edición será recordada por la nostalgia, y por la cantidad interminable de homenajes uno detrás de otro. La gala la abrió una espectacular Taylor Swift, con Out of the woods, el último single de su 1989. La cantante además de la actuación fue foco de los flashes, primero en la alfombra roja, con Selena Gomez, de la que no se separó ni un momento, se sentaron juntas toda la noche, y luego posteriormente gesticulando, actuando, saltando, gritando, abrazando a Ed Sheeran, etc. Quería hacerse notar y lo hizo.
Luego les tocó subir al escenario a Carrie Underwood y Sam Hunt, que cantaron sus temas Take your time y Heartbeat, luego le tocó el turno a Ellie Goulding y Andra Day, con el tema de 50 sombras de Grey, Love me like you do, y The Weeknd con In the night. El primer plato fuerte de la noche, fue el homenaje a Lionel Richie, impresionante, ahí estuvieron John Legend que hizo Easy, Demi Lovato cantando Hello, Luke Bryan con Penny Lover, Meghan Trainor con You Are y Tyrese que hizo Brick House. Luego como colofón, Lionel Richie cantó acompañado de todos All night long con el público puesto en pie.
Little Big Town cantó a continuación Girl crush, un tema que allá por donde va arrasa, y que ya es un clásico, de hecho en esta edición ha ganado dos premios como comentábamos. Luego tocó el turno a Pentatonix y Stevie Wonder, que dieron con That’s the way of the world, el homenaje a Maurice White, Por cierto hilarante la presentación de Wonder, al premio a Song of the Year, que ganó Ed Sheeran con Stevie Wonder intentando leer la cartulina.
A continuación más nostalgia con el homenaje a Glenn Frey, ahí estuvieron, espléndidos Don Henley, Joe Walsh, Timothy B. Schmitt, Bernie Leadon y por supuesto Jackson Browne, poderosa interpretación de Take it easy. Por cierto, que a los Eagles se les entregó el Grammy que ganaron en 1978 por Hotel California, y que no recogieron en su momento.
Tori Kelly y James Bay relajaron algo el ambiente con Hollow y Let it go, antes de que el Cast de Hamilton, uno de los éxitos de Broadway, entrara vía Nueva York, desde el Richard Rodgers Theatre. Uno de los grandes favoritos, que partía con el máximo número de nominaciones, Kendrick Lamar actuó con The blacker the berry y Alright. Mientras que en otro de los momentos emotivos de la noche Miguel cantó She’s out of my life, en homenaje a la reedición de Off the wall de Michael Jackson, con Greg Phillinganes en los teclados.
Luego le tocó a Adele, con problemas técnicos incluidos, cantar All I ask, aunque no estaba nominada, no podía faltar, 2017 será su año. Justin Bieber con Skrillex y Diplo tocaron Where are U now, además de Love yourself el canadiense, visiblemente nervioso. Y llegó uno de los momentos de la noche con Lady Gaga, su esperado homenaje a David Bowie no defraudó, en seis minutos, 9 canciones le dio tiempo a la cantante a hacer, junto a Nile Rodgers, claro, Space Oddity, Changes, Ziggy Stardust, Suffragette City, Rebel, Rebel, Fashion, Fame, Let’s Dance y Heroes con el que cerró la actuación.
Chris Stapleton, Gary Clark Jr y Bonnie Raitt, hicieron The thrill is gone, homenaje a BB King. Uno de los triunfadores de la gala fueron los Alabama Shakes, que cantaron Don’t wanna fight, para luego Dave Grohl homenajear a Lemmy, con el cumplido tema musical de Hollywood Vampires, ese grupo que se ha sacado de la chistera Alice Cooper, junto a Joe Perry y Johnny Depp. El prodigio de 12 año Joey Alexander nos deleitó al piano y mientras se recordaba a los que se fueron, Earth Wind & Fire recibía el Lifetime Achievement Award, seguido de las presentaciones a los dos principales premios de la noche, el álbum del año y el disco del año. Con Mark Ronson y Bruno Mars en el escenario, LL Cool J dio rápido paso al número final.
La interpretación de Pitbull, del tema El Taxi, junto a Travis Barker, Joe Perry, Robin Thicke, y Sofía Vergara bailando, sin palabras dejó al Staples Center, inenarrable fue, y esto fueron los eternos Grammy. Espectáculo puro, todo nostalgia sin parar, pero se hizo largo, aunque mereció la pena.
Vinilo Negro