Una nueva generación de smartphones promete resistir al polvo y al agua incluso en condiciones extremas, pero pese a ello los aparatos no son invulnerables, por lo que hay que tener en cuenta algunas cuestiones. Un descuido y… , el móvil se cae en el fregadero. Si se trata de un aparato protegido, no pasa nada: se saca fuera, se seca y a seguir usándolo. «En general, todos los teléfonos con resistencia al agua garantizan este nivel de protección«, explica Jan Kluczniok, del portal tecnológico «Netzwelt.de«.
Algunos fabricantes presentan modelos con un mayor nivel de protección. Para saber cuál es, existe una certificación IP (por International Protection, protección internacional en inglés) y dos números: el primero indica la resistencia al polvo y el segundo al agua.
La protección antipolvo va del 0 al 6, y frente al agua del 0 al 9. Cuanto más alto el número, mayor protección. Así, un smartphone con certificación IP 68, tiene una resistencia bastante buena ante la suciedad y la humedad, al menos en teoría.
«Son los propios fabricantes los que establecen la certificación tras hacer las pruebas«, señala Falko Hansen, del portal de telecomunicaciones «Teltarif.de«. Los consumidores tienen que confiar en lo que les prometen, pero, cuidado porque las empresas a veces ponen determinadas condiciones. «Por ejemplo, aclaran: ‘no usar nuestros productos bajo el agua’«, pese a que la publicidad puede indicar lo contrario, por ejemplo que se pueden sacar fotos submarinas con el teléfono.
«A menudo se sugiere en la publicidad que se puede hacer de todo«, dice Kluczniok. «Pero eso no es verdad«. Mejor mirar bien las instrucciones del aparato antes de irse a bucear con él.
Coincide en ese punto Ralph Mausolf, de una asociación de empresas reparadoras. «Mucha gente trae a arreglar el móvil porque se creyeron la publicidad y usaron el smartphone bajo el agua«. «Las piezas más delicadas son los conectores«, dice Hansen, por ejemplo el de los auriculares o el del cargador USB. En caso de teléfonos con protección ante el polvo y el agua, estos conectores están sellados por dentro o cubiertos con una tapa de goma, pero eso no es una protección 100 por ciento segura. «Las tapas se deforman y a veces se rompen«, explica Kluczniok.
Por eso, aunque tenga protección, tampoco hay que hacer cualquier cosa con el teléfono. Pero para quienes lleven siempre consigo el smartphone, comprarlo con una cierta protección es una buena idea. Sobre todo si se sale mucho a la naturaleza o a correr incluso con mal tiempo, señala Hansen.
De todos modos, los smartphones sin certificación también aguantan unas gotas de agua, sobre todo en los nuevos modelos en los que la batería no es extraíble y hay menos grietas por las que el agua pueda colarse. «Lo normal es que se pueda hablar por teléfono bajo la lluvia con un smartphone moderno sin problemas«, dice Kluczniok. «Pero no suele sobrevivir si se cae al inodoro«.
Una opción es también comprar una funda protectora para el aparato, pero prestando atención a que le vaya bien ajustada, recomienda Kluczniok. También hay sprays que sellan el interior, pero al abrir el aparato y desmontarlo parcialmente para hacer el proceso, se pierde la garantía.
¿Y qué hacer si el teléfono se cae al agua pero no está protegido o no se sabe si lo está? Mausolf recomienda actuar siempre rápido: apagarlo, retirar la batería si se puede, así como las tarjetas SIM y de memoria, y «absorber la humedad durante diez minutos con un aspirador«. Colocar luego el teléfono en una caja llena de arroz durante todo un día y volver a encenderlo. «Hay un 50 por ciento de posibilidades de que vuelva a funcionar«.
Dpa/Vinilo Negro